Una Fe Genuina
Tema: Una fe genuina
“Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud.” Santiago 1:1
1.Siervo de Jesucristo – Cuando comenzamos a leer la epístola de Santiago es importante tomar en cuenta cada detalle de la misma. Cuando estudiamos y entendemos lo que Dios quiso comunicar por medio del autor, hallaremos un caudal de riqueza bíblica que nos ayudará en nuestro crecimiento como discípulos de Cristo. El saludo de esta carta tiene mucho que enseñarnos. En primer lugar, es interesante la manera en que Santiago se introduce. Él se identifica como siervo de Jesucristo. El apóstol Pablo también utilizaba esta expresión para describir su relación con Cristo (Romanos 1:1; Filipenses 1:1; Tito 1:1). La palabra “siervo” tenía una connotación muy interesante en ese tiempo. El siervo (en el original griego: “doulos”) es alguien que ha puesto a un lado su propia autonomía y se ha sometido a la voluntad de otro. Esto contrastaba grandemente con la cultura griega. Los griegos se jactaban de su libertad y repudiaban a aquel que fuera esclavo. Sin embargo, Santiago está colocándose entre aquellos hombres que a lo largo de los siglos se han sometido a la voluntad de Dios. Al igual que Moisés, Abraham, David y tantos otros, Santiago reconoció la soberanía de Dios y se deleitó en considerarse súbdito suyo (Romanos 6:16). Lo que los griegos y los romanos despreciaban, los cristianos lo veían como el mayor de los privilegios: ser esclavos del Todopoderoso y someterse a su soberana Voluntad. Santiago, ignorando los títulos humanos, se presentó de acuerdo a su relación con Dios. De igual forma nosotros debemos comportarnos. Nunca debemos actuar con soberbia y vanagloria, sino con humildad, entendiendo que no somos dueños de nuestra vida. Pertenecemos a nuestro salvador (Filipenses 3:3-10; Santiago 4:6). Para Santiago, su más alto honor era ser siervo del Señor Jesucristo.
2.Destinatarios – Otro aspecto que el primer versículo nos muestra es a quién está dirigida la carta: “a las doce tribus que están en la dispersión”. En el saludo nos deja ver que ésta es una epístola a judíos que han sido dispersados por la persecución. Debemos recordar que luego de Esteban ser apedreado se marcó el inicio de un período de persecución, liderado por Saulo de Tarso (Hechos 7:56-8:1). El deseo de Santiago era que esta carta llegara dondequiera los judíos cristianos de esa época fueron dispersados, pero a la vez que alcanzara también a los judíos incrédulos. El deseo de Santiago fue edificar, corregir y afirmar a aquellos que llama “hermanos míos”. Es importante notar que, con apenas cinco capítulos, esta carta está repleta de verdades prácticas que transforman nuestra vida.
3.Una fe genuina – La genuinidad de algo se establece o afirma por medio de un proceso de examen o prueba. El oro, la plata, los diamantes y aún el dinero son sometidos a prueba para comprobar su valor. En su epístola, Santiago estableció una serie de pruebas con el fin de afirmar, establecer y diferenciar la fe genuina de cualquier otro tipo de “fe”. Con esto no decimos que existe otra fe salvífica, sino que Santiago quiere corregir a aquellos que decían “tener fe” era evidencia de poseer la fe. La fe verdadera no es una mera expresión externa (Isaías 29:13), es el resultado de una convicción interna. Como hemos explicado antes, la gente puede poseer fe en muchas cosas, pero la fe que salva solo viene por medio de nuestro Señor Jesucristo (Hechos 4:11-12; Romanos 10:8-11). Si las cosas materiales que consideramos de gran valor son puestas a prueba, cuánto más debe ser puesta a prueba nuestra salvación, cuando nuestra relación con Dios es lo más valioso de nuestra existencia. Santiago quería que sus lectores comprobaran la genuinidad de su fe y a la vez exponer a aquellos que afirmaban amar a Dios, pero en realidad amaban a este mundo.
4.El llamado a examinarnos – A través de la Escritura el llamado es a examinar nuestros corazones y nuestros caminos (Salmo 139:23-24; Lamentaciones 3:40; Ezequiel 18:28; 2 Corintios 13:5). Santiago en esta epístola está siguiendo el ejemplo de Jesús y lo que va a hacer es tomar el Sermón del Monte como parte fundamental de su carta. El escritor hace 20 alusiones directas al Sermón del Monte; al punto que muchos dicen que esta epístola es un comentario de este sermón. El deseo de Santiago era el mismo de Jesús: mostrar que una apariencia externa de piedad es nada sin una piedad interna. La idea es simple: “Lo que haces es tan importante como lo que dices”. Por eso Jesús, a través del Sermón del Monte, estableció una serie de parámetros (pruebas) por medio de los cuales podemos afirmar nuestra salvación. El primer parámetro es nuestra actitud (Mateo 5:3-12), el segundo nuestra influencia (Mateo 5:13-16), el tercero nuestra obediencia (Mateo 5:17-20) y el cuarto un corazón recto (Mateo 5:21-48). Jesús y Santiago, por medio de su carta, quieren mostrarnos que la fe salvadora siempre produce como resultado buenas obras (Mateo 5:16; Efesios 2:10). La importancia de comprobar nuestra fe no solo es un tema del Antiguo Testamento, sino es de suma importancia en el Nuevo Testamento; tanto que el apóstol Juan es claro en diferenciar, en su primera carta, los que son, de los que dicen ser (1 Juan 2:3-6). El llamado bíblico es a examinarnos y como creyentes vivir de acuerdo a lo que somos, que nuestras acciones vayan a tono con nuestras palabras. Eso comprueba que no solo decimos que le amamos, sino que nuestro corazón está rendido a Él.
5.El propósito de la carta – Es curioso notar que Santiago en ningún momento trata con la esencia de la salvación. No encontramos en esta carta nada sobre la crucifixión de Cristo o su resurrección, nada sobre su deidad, no habla de la justificación, ni de la regeneración. Esto es así, ya que todo esto está asumido. Santiago le escribió a creyentes que sabían todas estas cosas. Él les llamó hermanos en diferentes ocasiones, lo que debemos asumir es que él le escribió a gente que decían tener fe en Cristo. El mensaje de Santiago es simple: “puedes expresar conocimiento sobre muchas cosas concernientes a la salvación, pero tu carácter debe estar alineado a ese conocimiento”. Un carácter, alineado a nuestra fe, producirá un deseo de crecer continuamente en nuestra santificación (Hebreos 12:14). El propósito de Santiago es que los creyentes puedan examinar sus vidas y comprobar la buena voluntad de Dios. Cuando entendemos esto, no pensaremos, como algunos, que Pablo y Santiago están en conflicto. Pablo en su carta a los Romanos preguntó “¿cómo recibimos la salvación?” y contestó: “es por la fe solamente”. Para Santiago la pregunta es: “¿Cómo compruebo mi salvación?” La respuesta es: “por obras solamente”. La salvación es recibida por la fe, pero es comprobada por las obras. Porque el resultado de la salvación siempre es buenas obras que glorifican a nuestro Dios (Lucas 6:43-45).